Cuando en junio de 2011 inauguramos La Royale, nunca hubiéramos podido imaginar la gran acogida recibida. Tanto la crítica como los clientes, nos han colocado como referentes y eso nos anima a mejorar cada día.
Toda nuestra energía e ilusión está en este proyecto, con el que aspirábamos a crear algo diferente, divertido y adaptado a los gustos de hoy sin restar un ápice a la calidad de siempre.
No ha sido fácil plasmar todo lo que teníamos en la cabeza, pero gracias a nuestro equipo creemos haberlo conseguido.
Paco Pérez.
Todo empezó con un sueño…
Un día Albert citó a su amigo Javier para comentarle que quería abrir un restaurante, una de esas asignaturas pendientes. Para ello necesitaba un socio en el que confiase ciegamente y allí en un sofá de su casa, cerveza en mano, se empezó a forjar la idea. No tardaron en empezar a hablar de una de sus pasiones, la hamburguesa, e hicieron un recorrido por las mejores hamburgueserías de Chicago, NY, Londres, Berlín… y llegaron a una conclusión: no hay hamburgueserías que traten su producto desde un punto de vista estrictamente gourmet.
Javier no dudó en contactar con su buen amigo
Paco Pérez, Chef reconocido, cinco estrellas Michelin. Paco lo vió clarísimo desde el principio “Es una idea fantástica pero arriesgada, ¿os atrevéis?” Para hacer hamburguesas gourmet la cocina debe funcionar como un restaurante gourmet, con mucho personal de cocina cualificado y bien organizado.
El proceso empieza de cero cada mañana, picar
las mejores piezas frescas de carne disponibles para elaborar cada
hamburguesa (Wayu, Avestruz, Ternera, Vaca, Angus, Atún…) en una picadora refrigerada a 0º C. para mantener el producto con la calidad y sabor que la elaboración de nuestros productos requiere. Condimentar cada una de ellas con diferentes ingredientes para crear recetas únicas y equilibradas con producto local y ecológico siempre que sea posible para garantizar su frescura. Evitamos el uso de prensadoras que eliminan el jugo de las hamburguesas y las elaboramos a mano, por lo que resultan esponjosas y mucho más sabrosas. No menos importante es disponer diariamente de un
pan artesanal sin aditivos, trabajo de largos meses de pruebas.
Mientras buscaban la ubicación adecuada, un día Albert pasó por delante del antiguo Can Massana, mítico restaurante de los años setenta, ¡se traspasaba! y no durmió hasta conseguir convencer a su socio que ese era el lugar adecuado, cosa que sólo veía él.
Ya en marcha el proyecto y a dos semanas de empezar, Javier se despertó a medianoche con el ingrediente que hacía días buscaba, llamó a un viejo amigo, Rafa Barrera, el mejor Gin Tonic Master que conocía y le propuso maridar
las mejores hamburguesas con sus
magníficos Gin & Tonic.
Rafa respondió, “Es la tendencia que está empezando ahora mismo en Londres y NYC”, no lo pensó ni un momento y a los dos días estaban reunidos los cuatro en Barcelona.
El sueño se convirtió en realidad, el resto es historia...